miércoles, 30 de julio de 2008

Capítulo 4: Pedaleando...

A la hora acordada y tras haber desayunado, encochamos y partimos hacia Ibizaaaaaa ...The worlddd issss mineeee. Tensión en el parking en el coche de Xavi (poco sitio y coche grande), pero el conductor nos demuestra lo que es sacar un pedazo de vehículo de un callejón sin salida y sin rozar ningún coche. Todo un mérito, sí, señor. Aunque también hay que decir que contó con la impagable ayuda de Uxu dirigiendo la maniobra.

Vamos que nos vamos, que sale el barco, este sí, este nooo... Al final embarcamos y vemos como se aleja Ibiza y se va acercando Formentera. Mareos, uno (Roso tuvo que ser realojada en una planta del barco que se moviera menos). Ligoteos, cero (según dicen las oteadoras sin compromiso... el ganado está muy mal!). Caídas por la borda, cero. Fotos, cinco mil cuarenta y cinco, y es que el día es realmente precioso no como el de ayer, todo nublado. Claudio nos aclaró que conseguir que la primera tarde hiciera mal tiempo, para que estuviéramos concentrados en la reunión y no contando los minutos para ir a la piscina, fue lo que más le había costado conseguir. ¡Menudo fiera de la organización! Desembarcamos y nos dirigimos a alquilar las bicis y empezar nuestra experiencia Verano Azul 2008.

Se alquila un coche en el que viajan Roso, Marta C., Isabel A y Vanny (quien sirvió de modelo en un mercadillo que encontraron). El resto del personal... a pedalear. Con alegres silbidos, invadimos las carreteras de Formentera. De momento sin adelantamientos (sólo de momento). Paramos para repostar agua y continuamos con la agradable excursión. Ninoooo naniii naninoooo.. tiroli roliii roli roliiii... Lidia se pide ser Bea y yo Desi por los piños de hierro.

En esta ocasión es Marc quien sorprende a aquellas compañeras que en el trabajo no tienen mucho trato con él. Hay que ver que bien cuida a las niñas. Atento a que ninguna se quede rezagada, ni que se salga demasiado del arcén. Sí, señor todo un caballero.

La plácida carrera se convierte en un triatlón y tenemos que subir una cuestecilla de un vertedero con la bici a cuestas. Prueba superada. Caminito de tierra y llegamos a la playa de arena blanca y aguas transparentes. Marc vuelve a ayudarnos con el aparcamiento de las bicis. Bienn Marc! En el trayecto Uxu también demuestra su generosidad y me deja sus gafas que ya tenía los ojillos moraos de tanto soleil.

Vamos a la búsqueda y captura de un huequecillo en la playa para colocar nuestras toallas o aunque sea amontonarlas. Dos minutos y ya tenemos sitio y estamos todos chapoteando como posesos en el agua. Roso nos advierte: ¡EL PELO, NO!! La hacemos caso y no la mojamos.

Salimos a la arena y la Towers se ofrece a los
bañistas para ponerles crema bronceadora y gratis, pero como parece ser que hay problemas de sordera preparo un cartel... y nada. Debe ser cosa del idioma así que dibujo un bote, un símbolo de dólar tachado y añadimos "Solo hombres" por lo que añado un torso femenino tachado. No, si el problema será de mariconeo. La pareja que ríe y sonríe y no le quita ojo de encima deben ser gays anales.

Nos volvemos a
llorar encima de la risa, de la gracia y del salero que gasta la Towers. Decidimos ir a dar un paseo tranquilo como sencillas damiselas por la orilla de la playa. Bueno... la realidad es que como auténticas guarrillas nos fuimos a hacer fotos obscenas en el agua, con la Towers y la Garce turnándose como fotógrafas. Nos jalean: Sí, nenas, así, así, dádmelo todo, todo, más cara de vicio... tiraos agua, así, así. Trocito de playa que invadíamos, trocito de playa que flipaban en colores. En una de nuestras mejores poses y jaleaditas llega un profesional del tema y nos encuadra (sin jalearnos, eso sí) y nos hace cinco señoras fotos disponibles en internet: (Códigos: Chicas Playboy Md3180708120 - Chiringuito nd3180708130).

Cuando todavía
nos dolían las mandíbulas de reír y las espaldas de posar... aparece en persona, en vivo y en directo, un clon de Borat, con menos pelo, eso sí, pero con su trikini verde y el culete al aire. Le jaleamos, gritamos y aplaudimos tanto que nos confirmaron que nuestras compis de toalla nos oyeron desde la otra punta de la playa.

Llegó la hora de la comi
da y una deliciosa paella de langosta entró en nuestros buches y de nuevo a la playa, que falta gente! Al agua, pero poco a poco, no nos vaya a dar un corte de digestión... pero como somos culos inquietos a los dos minutos estábamos disfrutando de una auténtica sesión de aquabeach, dirigidas (muy profesionalmente, todo hay que decir) por Pilar... y uno... y dos... venga chicas. Enseguida dos espontáneos se van acercando timidamente y se unen al grupo. Brad Pitt y Keanu Reeves no eran, pa que nos vamos a engañar (Bud Spencer y Chuck Norris, quizás?). Dos señoras se acercan tímidamente y acaban añadiéndose a las clases gratuitas.

Unos minutillos de descanso y de nuevo a nuestros vehículos. El tranquilo paseo de la ida se convierte en una auténtica carrera de puras sangre, con adelantamientos, frenazos, derrapes y sin faltar de nuevo los silbidos de verano azul.

Llegamos
a la estación marítima y disfrutamos de dos placeres unidos: visitar un mercadillo, encima de la bici. El grupo está casi completo. Faltan unas rezagadas que siguen comprando y la más importante: Roso. Todos nos preocupamos por ella, la echamos terriblemente de menos y rezamos para que aparezca. Efectivamente, ella custodiaba los tickets de regreso. Con su estilo, arte y magia potajia aparece unos 500 metros delante nuestro, casi en la barandilla del barco. A correr quedan tres minutos para coger el barco. Nos equivocamos de camino y unos pivotes con cordel nos impiden el paso. A saltarlos y todos los que nos seguían nos copian. Isabel G. inicia una pelea con una pareja de listillos que se han colado. Cao por goleada de la Garce. Garce, 1. Pareja de pardillos, 0. Bravo, Isabel!

El regreso, más pausado, fotográficamente hablando, y es que las sesiones maratonianas de bici, poses, aerobic y mercadillos... dejan huella.

A la llegada, el grupo se divide en dos. Unos regresan al hotel y otros nos quedamos a ibicear. A Xavi le perdemos en la primera tienda que encontramos, con dependienta estupenda incluida. Quedamos a las 8,30 pm en esa tienda por si nos perdemos. El resto del grupo nos adentramos en la parte antigua de la ciudad al son de los clicks clicks de nuestras cámaras. Subimos escaleras, posamos, entramos a tiendas, posamos, callejeamos, posamos... 300 fotos después nos encontramos a un artista con su guitarra y ahí que le acompañamos con nuestros cánticos. Unos transeúntes nos aplauden y todo. Seguimos como japonesas histéricas y nuestras cámaras echan humo. Llegamos al punto de encuentro y de nuevo al paraíso.

Los ocupantes del lugar donde nos alojamos han rezado, puesto velas y hasta
hecho vudú para que el grupo de zumbados que les dio la noche con sus cánticos haya decidido disfrutar de la noche ibicenca fuera de estas instalaciones: sus plegarias han sido atendidas y el tranquilo y misterioso grupo de mujeres y tres varones que descansa relajadamente del trabajo les dejará tranquilos hoy. Ibiza prepárate, que esta noche serás nuestra.

En el próximo capítulo: cómo romperte el sacro, la pelvis, hacer ventosa en el suelo… y salir airosa de la situación.

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